martes, 6 de septiembre de 2016

Día 1, la intervención

Después de varios días de espera llegó el temido momento de ir a quirófano. Digamos que no eran pocos los nervios que tenía a pesar de saber el alto porcentaje de éxito de este tipo de operaciones.

Mi intervención estaba prevista a eso de las 13h por lo que fui al hospital un poco antes. Entré en el hospital hecho un manojo de nervios y la enfermera me insistió en que me relajara pero no con mucho éxito.
En la consulta, ya había advertido  al médico de mi escasa tolerancia a la anestesia parcial pues las dos últimas veces sufrí un desmayo. Decidió realizarme la intervención bajo sedación.
De la operación poco me acuerdo pues la sedación te deja en un estado de somnolencia. Sólo recuerdo el momento en que me pincharon la anestesia parcial, Es molesto pero no duele. Es un simple pinchazo en la base del pene. A partir del segundo ya ni lo notas. Esa era una de mis mayores preocupaciones, el dolor de sentir un pinchazo en esa parte tan sensible. De verdad, es insignificante, no temáis.
Del resto de la operación poco puedo añadir. Cuando me desperté pensaba que no habían comenzado hasta que escuché al médico decir que ya estaba acabando de coser. Mi consejo, si os lo permite el médico solicitar que os seden. En la mayoría de los casos no lo permiten porque es mucho más costoso para el hospital porque os tenéis que quedar en el hospital de día unas horas y eso requiera que tengáis habitación. Pero intentadlo, a nadie le gusta estar consciente mientras un bisturí está cerca de su pene.
A la hora me dieron el alta y me fui para casa. No sentía dolor porque me habían inyectado nolotil, un analgésico, en la vía. Tampoco sentí el roce con el pantalón. El pene se encuentra envuelto en gasas de tal modo que ni lo puedes mover ni sentir nada. El primer día no os preocupéis por eso.
Al llegar a casa me acosté un rato, la noche anterior por los nervios apenas pude dormir. Aquí sufrí el primer efecto de la operación, me desperté al tener una erección. Es una sensación difícil de explicar. Notas como si el pene se te estuviera abriendo en mil partes. No hay nada que se pueda hacer, sólo esperar a que al cuerpo se le vaya ese inoportuno deseo sexual. Probé todos los trucos que seguramente hayáis visto antes, que si hielo, mojarse las muñecas... Nada funciona mejor que concentrarse en que desaparezca.

Al poco rato fui a cenar algo y me quedé viendo una película para relajarme. Una vez acabada me fui a dormir, no sin miedo.

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